Encabezado

El CIDAC participó en un Festival de Derechos Humanos en Parque Patricios

Frente a las políticas de olvido, negacionismo e impunidad que instaura el actual gobierno sobre los crímenes de lesa humanidad orquestados por la última dictadura cívico-militar y que hoy redundan en el intento de avance sobre derechos conquistados, los sectores organizados en y desde los territorios gestan acciones que denuncian y resisten estos avances, a la vez que reivindican y mantienen vivas aquellas luchas históricas que han contribuido a la Democracia, a la consolidación del Estado de derecho, la Memoria, la Verdad y la Justicia. Las universidades nacionales no pueden estar ajenas a estos procesos. Es aquí donde la investigación rigurosa, la docencia y el análisis crítico no pueden quedar silenciados ni imparciales, deben traducirse en comprometida denuncia y acompañamiento institucional a los sectores organizados que van esculpiendo la historia día a día.

En este marco, el Centro de Innovación para el Desarrollo de la Acción Comunitaria (CIDAC) co-organizó este último sábado en el barrio de Parque Patricios, la bienvenida a la nieta recuperada N° 126, Adriana Constantino, hija de Edgardo Garnier y de Violeta Graciela Ortonali, a quien secuestraron embarazada el 14 de diciembre de 1976. Asimismo, de la Facultad de Filosofía y Letras, estuvo presente el Observatorio Universitario de la Violencia Institucional (OBUVI).

El festival contó con diversos números artísticos y la inauguración de un mural en homenaje a la nieta y a su abuela, pintado por los espacios artísticos Taller Zaguán al Sur e Identidad Colectiva, ambas provenientes de La Matanza (GBA). Además, hubo un momento para los testimonios en primera persona, fue el caso de Irma Morresi, madre de Norberto, quien fue secuestrado en 1976 a los 17 años, fusilado y enterrado como NN hasta 1989, y viuda de Julio Morresi “el padre de la Plaza de Mayo”; y el de Arnaldo Lalo Pinon, sobreviviente del centro clandestino de detención El Vesubio, integrante de la secretaria de DDHH de la CTA.

El festejo tuvo un espíritu comunitario, social y deportivo ya que la iniciativa surgió desde la asociación civil Corazón Quemero. Además participaron las siguientes entidades: Subcomisión de Cultura del Club Atlético Huracán; Casa Cultural y Deportiva Ringo Bonavena; y El Sur No Espera.

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